Peregrinación a Santo Toribio de Liébana
El 23 de abril de 2017, el cardenal de Madrid Carlos Osoro, natural de Santander, abría la Puerta del Perdón, en el Santuario de Santo Toribio de Liébana(Cantabria), dando así comienzo al Año Santo Lebaniego. En este Santuario, durante siglos atendido por los monjes Benedictinos y, desde el 1960 por los frailes Franciscanos, se venera el trozo mayor del “Lignum Crucis (la Cruz del Señor), que tiene estas medidas: 69 x 33 centímetros.
A mediados del siglo VIII, una vez consolidada la Reconquista en la zona de Liébana, se trajeron aquí, desde Astorga, los restos del obispo Toribio de Astorga y las reliquias del Lignum Crucis -que según la tradición él había traído de Jerusalén- para depositarlas en este Santuario, como un lugar seguro, ante el inminente avance de la invasión musulmana.
Los días 9 y 10 de diciembre, dentro del tiempo del Adviento y como preparación para celebrar la Navidad, 45 personas de la parroquia de San Pedro Bautista, acompañados por su párroco Fr. Juan Pedro Ortega y el Vicario parroquial Fr. Amancio Pérez, han peregrinado a este Santuario Lebaniego, situado en un marco verdaderamente excepcional, al pie de los Picos de Europa. El día nueve, por la tarde, nos dirigimos directamente al Santuario y tuvimos una “hora santa” de adoración ante el “Lignum Crucis”, sintiéndonos unos privilegiados al poder besar la cruz donde Jesús murió.
Como muy bien nos decía el franciscano que nos explicaba la historia del Santuario, no hay que quedarse en el hecho material de besar el madero de la cruz, sino que ese beso nos lleve al encuentro personal con Cristo que, por amor a cada uno, dio la vida por todos.
El día 10 de diciembre, 2º domingo de Adviento, a las 12h, participamos en la “Misa del Peregrino” que, durante el año jubilar, se celebra diariamente a esa misma hora. Nos recibieron los frailes del lugar, en la Puerta del Perdón, y nos recordaron las condiciones para ganar la “indulgencia del Perdón”. Al finalizar la misa, pasamos de nuevo a besar el “Lignum Crucis”, y se nos hizo entrega de una estampa con la oración del Año Santo Lebaniego.
El sentir unánime de los peregrinos, tanto de los que iban por primera vez, como de quienes repetían, es que ha sido una hermosa experiencia y que ha merecido la pena, a pesar de los fuertes vientos provocados por la borrasca “Ana”, así llamada por los meteorólogos y que nos privó de poder subir en el Teleférico a los Picos de Europa y contemplar el paisaje nevado.
Damos gracias a Dios, a quien hemos visto un poco más cerca como Creador, al contemplar las maravillas que ha dejado en la creación, los paisajes tan hermosos que hemos visto.
Fr. Amancio Pérez, ofm
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