Ministro Provincial. Mensaje de Pascua Resurrección 2016
Con motivo de la Pascua de Resurrección, nuestro hermano Juan Carlos Moya, Ministro Provincial, nos envía el siguiente saludo.
Queridos hermanos, el Señor os dé la paz.
A través de estas letras quiero hacerme cercano a cada uno de vosotros y desearos desde ya una feliz pascua de resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. Estamos en plena semana santa y nos disponemos a celebrar con intensidad los días más importantes del calendario litúrgico cristiano: el triduo pascual. Este nos sitúa, no únicamente ante el recuerdo de la historia de Jesús, sino que pide del creyente una implicación total en su experiencia de entrega por amor.
En estos días de triduo pascual nos ponemos al servicio del pueblo de Dios y, junto con muchos laicos, reparamos con esmero las celebraciones litúrgicas, entre ellas, la celebración de las celebraciones, la vigilia pascual. Esta tiene su prolongación en la cincuentena pascual, tiempo en el que estamos invitados a expresar que el cristianismo es propio de personas alegres porque han sido alcanzadas por la mayor experiencia de amor que esta humanidad ha podido narrar a lo largo de su historia. No en vano, la primera palabra que el evangelista Mateo pone en boca de Jesús es esa: “alegraos” (Mt 28,9). Y, en consonancia con ella, Jesús transmitirá la paz a sus discípulos (cf. Lc 24,36), les invitará a no tener miedo (cf. Mt 28,10), les llamará por su nombre (cf. Jn 20,16) y les enviará al mundo entero a anunciar la buena nueva del evangelio (cf. Mt 28,19).
Esto es lo que los evangelistas y discípulos de Cristo transmitieron desde el primer momento, tal como lo atestigua el libro de Hechos de los apóstoles por boca de Pedro: “vosotros matasteis al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos, y nosotros somos testigos de ello (3,15). Ser colaboradores de Jesús en la proclamación de su buena noticia es haber experimentado en nuestras propias carnes esta experiencia sin igual de ser rescatados de la muerte y pasar a la vida. El entonces cardenal Josep Ratzinger escribía a propósito de la resurrección lo siguiente: Confesar la resurrección de Jesucristo es para los cristianos decir con seguridad que lo que solo parecía un bonito sueño es una auténtica realidad, que “el amor es más fuerte que la muerte” (J. Ratzinger).
Estamos llamados a encarnar este kerigma en nuestro tiempo con las circunstancias que nos configuran. Esta es la oportunidad que Dios nos da, y como tal, la hemos de aprovechar. Nuestra condición de Hermanos Menores nos sigue empujando a tomar en las manos el evangelio y la historia de la humanidad, con sus gozos y sufrimientos. Es ahí, en la historia de los hermanos con los que convivimos en cada uno de nuestros conventos y de las personas que Dios pone en nuestro camino, donde hemos de ser testigos de la alegría del evangelio. Este es nuestro compromiso como Provincia de la Inmaculada, este es nuestro proyecto de vida y misión, y así lo que queremos seguir llevando adelante. El Proyecto Porciúncula en sus números 12 y 13 nos dice que la vida fraterna es uno de los elementos esenciales de nuestro ser franciscanos, por eso debemos cuidarla de manera especial... El otro ámbito en el que nos jugamos nuestro ser franciscanos en la misión, es el espacio en el que ponemos en práctica el mandato de predicar el Evangelio allí donde el Señor nos llama seguimos adelante con nuestro proyecto de vida y misión.
Las limitaciones que todos experimentamos son muchas, pero ninguna de ellas ha de tener tanta fuerza como para paralizar nuestra vida y nuestro servicio a la gente de nuestro mundo, de modo particular a los más débiles. Es en el ejercicio de nuestra corresponsabilidad fraterna y misionera, que implica escucha, corrección, apertura al misterio del otro, desapropiación... donde colaboramos con la gracia. De este modo, el protagonismo no recaerá sobre nosotros, sino sobre Dios, que se sirve de nuestra debilidad para hacerse fuerte (cf. 2Cor 12,9).
Deseo que este tiempo de triduo pascual y su prolongación en la Pascua, mediante la participación en el misterio de la Pascua de Cristo incremente nuestra fe, fortalezca nuestra esperanza, plenifique nuestro amor, ensanche nuestro horizonte de sentido, radicalice nuestra entrega y generosidad y de vigor a nuestra misericordia.
Feliz Pascua de Resurrección, hermanos.
Dios nos bendiga a todos con el don del Espíritu Santo este tiempo y siempre.
Fr. Juan Carlos Moya Ovejero, ofm Ministro provincial